El 15
de mayo de 1991 se inició oficialmente en Trujillo el Proyecto Arqueológico
Huacas del Sol y de la Luna. Sin embargo, la historia se remonta siete
meses antes, cuando Ricardo Morales Gamarra descubrió en la arena del desierto
los frisos polícromos con la imagen del temible Ai Apaec, la feroz
deidad de los Moches.
Morales
junto al arqueólogo Santiago Uceda Castillo, elaboraron el expediente técnico
de investigación, conservación y puesta en valor como un proyecto
universitario, en alianza estratégica entre la Universidad Nacional de Trujillo
y los sectores públicos y privados.
De
esta manera, se pasó de monumento arqueológico en total abandono y expuesto al
saqueo cotidiano en un polo de desarrollo, en un producto turístico de alta
jerarquía dinamizando la economía y la identidad del pueblo Moche, mejorándose
el ingreso a la campiña de Moche con una vía de acceso embloquetada.
A lo
largo de estas tres décadas los sucesivos descubrimientos y puesta en valor
siempre han hecho noticia de las Huacas del Sol y de la Luna en el contexto
nacional y mundial, significando lauros para un proyecto que es modelo de
investigación científica en América.
Gracias
a este proyecto, la UNT ha recibido premios y reconocimientos muy importantes,
entre los que destacan el Premio Reina Sofía de la Conservación y Restauración
del Patrimonio Cultural, otorgado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de
Cooperación de España (2005) y, su elección como uno de los diez principales
proyectos de investigación arqueológica en el mundo, por el Shanghai
Archaeology Forum (2013).
En la
actualidad se ha desvelado el 20 por ciento del sitio arqueológico, aún queda
por excavar las laderas del cerro que están al sur y al norte de la huaca.
Desde
el proyecto “Huacas de Moche” están preparando una investigación que busca
averiguar si en épocas prehispánicas o en las épocas de ocupación colonial
ocurrieron pandemias que diezmaron a su población, es decir saber qué virus
aquejaron a los Moches, haciendo uso de la arqueometría.
Mirando
al futuro, se ha previsto planificar las próximas décadas del proyecto de tal
manera que los nuevos grupos de trabajo mantengan esa línea y sobre todo esta
mística, para que los valores propios del monumento y de las personas y
profesionales, que lo han hecho grande, no se pierdan.